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QUINTA DEL BIBERON

La Quinta del Biberón fue el nombre popular dado a una leva extraordinaria de jóvenes extremadamente jóvenes—algunos con apenas 17, 16 e incluso 14 años—reclutados por el gobierno de la Segunda República Española durante la Guerra Civil, principalmente en 1938, cuando la situación militar republicana era ya desesperada. El nombre hacía referencia a la juventud, casi infantil, de sus miembros, muchos de los cuales habían nacido en 1920 y aún no habían alcanzado la mayoría de edad al ser llamados a filas.

Origen y contexto

El reclutamiento masivo de la Quinta del Biberón se produjo tras el avance franquista que llevó al ejército sublevado a las puertas de Cataluña, especialmente después de la caída de Lérida y el desmoronamiento del frente de Aragón en la primavera de 1938. El 25 de abril de ese año, el presidente Juan Negrín ordenó la incorporación de los jóvenes nacidos en 1920; más tarde, se ampliaría la leva a quienes debían cumplir 18 años en 1939 o tenían incluso menos edad.

La escasez de recursos humanos en el ejército republicano, sumada a la situación desesperada del frente militar, precipitó esta medida. Se calcula que fueron reclutados unos 30.000 jóvenes, principalmente catalanes y valencianos, pero también de otras regiones bajo control republicano, para suplir las bajas y reforzar los ejércitos exhaustos de la República.

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Participación en la Batalla del Ebro

El episodio más recordado de la Quinta del Biberón fue su masiva participación en la Batalla del Ebro (25 de julio - 16 de noviembre de 1938), la más larga y sangrienta de la Guerra Civil. Estos jóvenes se integraron en unidades del Ejército del Ebro y fueron enviados a un frente extremadamente hostil, en muchos casos sin instrucción militar adecuada, sin experiencia en combate y con armamento y recursos escasos.

  • Durante la batalla, la mayoría combatió en condiciones de extrema dureza: bombardeos constantes, falta de alimentos, agua y vestido, y bajo el asedio continuo de la aviación alemana de la Legión Cóndor que apoyaba a las tropas de Franco.

  • Muchos testimonios de supervivientes han relatado cómo, la primera noche en el frente, no sabían ni siquiera la gravedad de lo que enfrentaban, y cómo la inexperiencia y la juventud se convertían en indefensión.

  • Hay testimonios de muchachos que contrajeron enfermedades graves, por ejemplo, por beber agua del río Ebro, contaminado por los cadáveres de ambos bandos.

La batalla terminó con la retirada del ejército republicano tras más de cien días de durísimos combates, dejando tras de sí más de 13.000 muertos y decenas de miles de heridos entre ambos bandos, una proporción significativa de ellos pertenecientes a la Quinta del Biberón.

Legado y memoria

La Quinta del Biberón se convirtió en símbolo de la tragedia y la desesperación de la guerra: jovencísimos soldados enviados como último recurso a una muerte segura, muchos de los cuales nunca volvieron, y otros quedaron marcados física y psicológicamente para siempre. El contraste entre su entusiasmo o patriotismo juvenil y la brutal realidad del frente los transformó en una de las generaciones más perdidas y sufrientes del conflicto.

Su historia ha servido para reflexionar sobre los horrores de la guerra y la importancia de proteger a la infancia y juventud de los conflictos armados. Hoy en día, la Quinta del Biberón es recordada en libros, obras de teatro, documentales y asociaciones de antiguos combatientes y familiares.

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JOAQUIMOLLERVILADROSA

El Chico Pintor de la Batalla del Ebro

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